viernes, 20 de abril de 2012

Semanas 30-31

Semanas 30-31. Gracias a todos. Hemos alcanzado las mil visitas. Cuando empecé a escribir el blogg no imaginaba que lo iba a leer tanta gente, a lo sumo, nuestras familias y amigos, pero esto es increíble. Por tanto no me queda otra que daros las gracias a todos los que nos seguis habitualmente, tanto desde España, como desde Rusia, Suiza, Estados Unidos, Brasil, Alemania, Reino Unido, Argentina, Bulgaria y Canada.

Gracias, Merci, Spasiba, Thanks, Obrigado, Danke, Blagodaria.

Entremos en materia. Seguimos llevando el embarazo genial (yo algo mejor, lo reconozco), aunque L ya empieza a estar más que molesta, parece que Íñigo viene más grande de lo normal y empieza a colocarse. Cuando se mueve ya no resulta tan divertido como antes y las patadas ya las da con una fuerza considerable, sobre todo hacia la parte de las costillas.

Y no ayuda nada que la gente vea la barriga y digan "¡Qué guapa estás, ya debe de quedarte poco". La cara de L al recordar que aún le quedan casi dos meses de crecimiento abdominal asusta un poquito, de verdad. 

Para colmo, la ropa ya practicamente no le sirve y resulta muy dificil encontrar algo que le guste y que, además, le siente bien. Imaginad lo que esta siendo buscar un vestido para una boda. Según palabras textuales de L, todo lo que se prueba hace que parezca una mesa camilla, sin olvidarnos de los dichosos tobillos. Parecen bolas antiestres gracias a todos esos líquidos que, no sabemos a qué se debe, los cuerpos de las embarazadas retienen de manera increíble. Si le aprieto uno con un dedo, se queda marcado el hueco durante unos minutos. Da algo de grima.

Lo bueno, porque tiene que haber cosas buenas que contrarresten las malas, claro, es que, según la doctora, todo va perfectamente. El bebé esta bien, la mamá esta bien, y el peso (que le preocupaba bastante por si encima tenía que hacer dieta) esta perfecto, sólo ha cogido ocho kilos.

Más cosas buenas. Siguen llegando regalos sin parar, y, aunque a L le encanta porque lo va colocando todo en los cajoncitos, a mi ya me empieza a dar miedo. Comienzo a darme cuenta de que estamos a punto y sólo ver esa ropa tan pequeña hace que sea consciente de que, en menos de dos meses, voy a tener en mis brazos una personita a la que tendré que cambiar, bañar, vestir y dar de comer. Supongo que podré hacerlo, todo el mundo lo hace.

Ya tenemos la habitación pintada, decorada y llena de cosas de niños. Eso quiere decir que ahora toca comprar "lo gordo": cuna, carrito, bañera, cambiador, etc... No pasa nada, conozco esa megatienda sueca de muebles como mi casa, podria hacer el recorrido obligatorio con los ojos cerrados.

Lo más destacable de estas semanas, yo creo que es que hemos empezado las clases de preparación al parto. De momento no son como en las películas, no ves a un grupo de parejas en una sala enorme, supercómoda, en la que los futuros papás se colocan detrás de la mamás y les ayudan a respirar y esas cosas. Somos doce o trece parejas en una habitación demasiado caldeada, estrecha, con colchonetas en el suelo, y una comadrona (que al final ha resultado ser un encanto) que les explica, ¡Durante dos horas!, unos cuantos ejercicios, cómo deben respirar el día D y que suelta una cantidad de tecnicismos médicos que nadie en la sala es capaz de asimilar. Total, que la escena es la siguiente: doce mujeres haciendo estiramientos, respiraciones y, sobre todo, echándose media hora de siesta con música relajante, y doce tios mirándonos los unos a los otros con cara de "pues si, aqui estamos otra vez, hay que ver que buen día se ha quedado". Pero bueno, entiendo que es beneficioso tanto para L como para el bebé, asi que, como buen  futuro padre, la compaño todos los jueves. Y sin protestar.

Creo que por hoy ya está bien. Nos veremos en una o dos semanas.

1 comentario:

  1. me encanta tu blog una pasada, eso son los nuevos padres

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