jueves, 22 de marzo de 2012

semana 27

Semana 27. Lo primero de todo disculpadme por el retraso, tenía que haber escrito hace un par de días, máxime teniendo en cuenta que os dije que habría sorpresas.

Las hubo. El miércoles pasado nos hicimos una eco 4D (de las cuáles una de las dimensiones se me escapaba hasta que L me dijo que las fotos que te dan son en 3D pero además te dan un video en el que el bebé se mueve y eso son las 4D). Bueno que divago. El caso es que Íñigo no será estrella de Sálvame, no le deben gustar mucho las cámaras y nos dio el culo, y eso que L iba hasta arriba de supuestas sustancias estimulantes. No penséis mal, me refiero a chuches y chocolate, con las que dicen que los bebés se mueven más.

Total, que no pudimos verle y nos citaron para el miercoles siguiente. L salió un poco triste, y eso, sumado a que está super incómoda y con mucho dolor de espalda, ha hecho que hayamos pasado la peor semana desde que estamos embrazados. Duerme regular (a pesar de que yo continuo en mi exilio "voluntario y tiene la cama entera para ella), le cuesta mucho conducir y sobre todo vestirse y ducharse, y parece que Íñigo empieza a colocarse y L ya siente las contracciones de Braxton Hicks (las que llevan el nombre de una conferencia de paz entre líderes mundiales) y no deben de ser muy agradables.

Pero bueno, a pesar de todo, podemos decir que no es el peor embarazo del mundo, también hay cosas buenas. El enano ya empieza a notar que se le queda pequeño el piso y se le siente muchísimo cuando se mueve, incluso hay veces que no hace falta ni colocar la mano, se ve a simple vista como la barriga cambia de forma y aparecen y desaparecen bultos que me recuerdan un poco a los que le salían a Gizmo cuando le iba a saltar uno de los gremlins malos de su cuerpo, pero en bonito.

Al fin llegamos al miércoles de la nueva eco. Las 8:30 a.m, abro la ventana y nieve y lluvia. Mal. Tenemos que estar en la clínica en una hora y Madrid con esa climatología se convierte inevitablemente en México DF en hora punta. Efectivamente pillamos el temido atasco y cuando llevamos una hora en el coche avisamos de que llegaremos un poco tarde.

A todo esto, L no aguanta más con la espalda y tiene que reclinar el respaldo todo lo posible. ¡A que se me pone de parto! Tras otra hora infernal, aparco en la puerta de la clínica (y no en carga y descarga o zona de minusválidos, en un sitio de verdad. Al fin algo de suerte). Subimos y le digo a L que tengo que pasar al baño. Algo lógico despúes de dos cafés y dos horas de coche. Cuando salgo me dice la tía del mostrador que ya ha entrado. Pero, ¿Es que me he quedado dormido en el baño?. Bueno, entro y ahi está, en la pantalla, ¡Mi hijooooo! Os aseguro que si las otras ecografías te emocionan, con estas te dan ganas de besar al técnico antes que tu pareja.

Es algo brutal, se ve perfecto (menos en algunos momentos en los que parece una coliflor o que tiene viruela, o, incluso, que se le cae parte del cráneo).Está todo formado, moviéndose, chupandose el dedo, bostezando, sonriendo... Brutal. Salimos con tres fotos (que por supuesto te cobran aparte) y también un cd con las fotos y el vídeo. La cara de la L me confirma que se le han pasado todos los dolores.

Empezamos a enviar las fotos y el video a todo el mundo y la respuesta es siempre la misma: ¡Se ve genial, que pasada!. Bueno la de los abuelos y abuelas es un poco más emotiva y acompañada de una sonrisa nerviosa y ojos vidriosos. Ya sé que no es conveniente publicar fotos de los niños en internet pero no puedo evitarlo, así que os dejo una.


No está mal para terminar la peor semana, ¿Eh?. Sí quiero recomendaros a los que estéis embarazados o penséis estarlo, que os hagáis la eco en 4D, es una auténtica pasada poder ver tu hijo ahí dentro. Yo al principio era un poco reacio por el tema del dinero, pero a ver como convences a una madre de que no vea a su hijo si puede hacerlo. Además, gracias a las numerosas páginas web de descuentos que hay hoy en día (no doy nombres porque no me pagan, pero alguna empieza por Lets... y acaba por ...onus), os aseguro que sale muy barato.

Pues ya está, una semana más. Gracias por dedicarme un poquito de vuestro tiempo y gracias también a los que ya me estáis enviando consejos y comentarios.

martes, 13 de marzo de 2012

semana 25_26

Semana 25. No ha estado mal, bastante tranquilos la verdad. Ya tendremos tiempo de ponernos nerviosos, me temo.

Hay una cosita que no os he comentado, tenemos un perro, un bulldog francés que se llama "Paco". No sé si sentirá al bebé, pero algo raro nota: está muy mimoso, continuamente quiere estar cerca de alguno de los dos, y, lo más curioso, cuando acaricio o beso la barriga de L, viene corriendo y empieza a saltar, como pretendiendo que deje de hacerlo y lo acaricie a él. A ver como nos las apañamos cuando llegue Íñigo. Si alguien tiene alguna recomendación, gustosamente la aceptaremos.

Volviendo a la mami, la barriga aumenta por días (si la miro fijamente durante unos minutos, creo que noto como crece), ya no entra bien en la mesa del trabajo ni en el coche, ponerse los zapatos empieza a ser una tortura y la gente le dice que ya anda como una embarazada, es decir, a lo Clint Eastwood pero en guapa.

Hemos empezado a dar paseos para relajar los músculos. Los de los dos, ya que, debido a unas repentinas taquicardias que, por lo visto son normales, y a que ya no encuentra postura en la cama, yo me he visto obligado a trasladarme a la habitación de invitados (sí, esa que todos tenemos llena de ropa y con una cama pequeña y un colchón sospechosamente lleno de bultos), pero al menos hemos conseguido que duerma bien, muy bien, según sus propias palabras. En fin, que está algo más tranquila y relajada y, también, un poco más avispada. Al final ha terminado haciendo caso de los consejos de tías, primas y madres que le sugerían que "se aprovechase" un poco de la situación. ¿Máaaaas? Pero si no le hace falta, bastante estoy ya pendiente de todo lo que necesita para que se aproveche.
"L, ¿Mañana para comer quieres judías verdes o noodles?". - Respuesta: "Judías no, lo otro".
"Pero ¿has oído qué es lo otro?" - Respuesta: "no, pero da igual, judías no".
Para que pregunto.

Fin de semana. A comprar más ropa. La suya practicamente ya no le sirve, por lo que nos volvemos con unas cuantas blusas de esas que disipan las dudas entre si está embarazada o rellenita. Con eso y algunas camisetas que me ha cogido a mi, creo que aguantaremos hasta la semana que viene.

Y, ya para acabar, voy a exponeros un nuevo síntoma: el ansia de conquista. De repente, como si se anticipase a ese instinto de posesión y conservación que, como buena madre, tendrá sobre su hijo, todo lo que toca, se pone o mira, es suyo: "¿has visto MI camiseta del pijama?". Es mía. "Si quieres hoy puedes dormir en MI cama". Es nuestra cama de matrimonio.

Supongo que cuando nazca el enano recuperare las cosas..., de momento se las dejo, pero sólo si sigue llevando así de bien el embarazo, que te cuentan cada historia. No os perdáis la semana que viene que habrá sorpresas.

domingo, 4 de marzo de 2012

semanas 21-24

Llegamos a la semana 21. Ya sé que puede parecer un resumen un tanto escueto pero ya os dije al principio que no quería aburriros, además, por lo que dicen, lo más "divertido" empieza ahora. Y no empieza mal, hemos compartido cama en alguna ocasión más, y no para dormir, ya me entendéis, y sin sustos ni manchas preocupantes.

En estas semanas L ya empieza a estar incomoda al vestirse, al moverse en la cama, al meterse en el coche..., incluso tiene que ponerse un cojin antiestres debajo para dormir, que, curiosamente, aparece todas las mañanas debajo de mi espalda.

Yo pienso: “pues no le queda...” pero obviamente no se lo digo, no me apetece dormir solo en la habitación pequeña todavía. Así que opto por ayudarle en todo lo que puedo, sobre todo en aquello que le evite dolores de espalda, en las tareas domésticas, que por cierto empiezan a estar ya un poco mal repartidas, tipo 70-30 en mi contra, pero os aseguro que eso es preferible a malas caras y discusiones y tampoco es para tanto. Además juego con ventaja porque yo trabajo desde casa así que me administro bien el tiempo y me da tiempo hasta de ver el futbol.

Otra cosa que hago, y que no tiene un coste elevado ni económicamente ni de tiempo, pero sí que me reporta innumerables beneficios, es sentarme al final del día con L en el sofá, poner una película y acariciarle la barriga. Si hay suerte e Iñigo está animado soltará una patada y ¡Vaya patada!, y los dos ponemos cara de orgullo, como si Íñigo fuese el único bebé que lo hace. Lo más increíble es que si masajeo o aprieto suavemente la barrigota de L(porque eso ya no es una barriguita incipiente) el bebé contesta con algún movimiento, como si estuviese jugando. En serio, los pelos como escarpias. Beneficios: ella está supercontenta, se va a dormir feliz y no me echa en cara que se me haya olvidado poner la lavadora.

Llega el día de la prueba del azúcar, sí, esa que dicen que es muy asquerosa y te revuelve el estómago. Pues a L le encantó, dice que sabe como las botellitas de colores que tomábamos de pequeños y que se la ha bebido toda. Misterios de los embarazos, lo que a unas les resulta repugnante otras lo disfrutan como si fuesen niñas pequeñas. El caso es que la prueba salió bien y sólo tenemos un poquito de anemia que se arregla con vitaminas, zumos y pescadito. Que bien como últimamente.

Nos hacemos otra eco, la de las veinticuatro semanas. De nuevo todo perfecto, salvo que viene más grande de lo que debería, tanto que se le veían los mofletes. Esto asusta más, si cabe, a L de cara al parto. Pero como estamos de suerte, la doctora nos dice que, al haberla operado del mioma, seguramente sea una cesárea programada. De momento todo va genial, va a parecer que me estoy inventando el embarazo.

Me despido hasta la semana que viene, y, ya sabéis, disfrutad de lo que tenéis los que estéis como yo. Los que lo estáis intentando, ánimo y ya veréis que la experiencia es increíble. Y los que ya sois papás... ¡Enviadme vuestros consejos!

semanas 17-20

Ya estamos a mitad de camino, esto va más rápido de lo que parecía, al menos para mi gusto. El embarazo debería durar tres o cuatro años, ¿No? para que nos hagamos a la idea.

L comienza a notar las primeras patadas, pero yo no. Eso la disgusta un poquito, lo justo, un 4 en la escala de enfados. Yo entiendo que ella lo note, a ver lo tiene dentro, pero por mucho que yo apoye mis manos en la barriga durante tres cuartos de hora en posiciones que hacen que te hormiguee todo el cuerpo, ella no entiende que yo aún no perciba nada. Que no se os pase por la cabeza decir que sí lo notáis cuando no es verdad: lo sabrá y el enfado subirá hasta el ocho en la escala.

Empezamos a pensar en el futuro, bueno yo empiezo a pensar, en los gastos, en que la situación está fastidiada en el trabajo (por cierto tengo un estudio de diseño grafico, asi que si alguien lo necesita, que no dude en ponerse en contacto conmigo. Es mi blog y puedo hacerme publicidad). Ella también piensa en el futuro.

Nos vamos de compras porque ya empiezan a quedarle pequeñas las camisetas y camisas pre-embarazo. Lo único que tiene de bueno es ver su cara al acariciarse la barriga con su nuevo estilo, le gusta como le queda la barriga y quiere lucirla. De nuevo contradicción respecto a la forma de pensar de los tíos.

Hasta necesita un cinturón de seguridad especial para el coche. Yo cuando cojo peso tiro del cinturón hasta que queda holgado y voy cómodo. Menos mal que en estas situciones la gente se vuelve generosa, parece navidad. Todos los ex-embarazados qiueren darte cosas que ya no usan. Empiezo a pensar que lo hacen para librarse de los trastos, pero a mi me vienen genial.

Y además hay cosas que alegran el día y no cuestan dinero, como las ecografías. Nos hacen la de las 20 semanas y vuelve a ser brutal. Es una pasada ver la columna o cómo se chupa el dedo. Nos confirman el sexo: varón. Y ya tenemos nombre, al fin. A partir de este momento empezaréis a conocer a Íñigo, al que por fin empiezo a notar, para alegría de L. Y no , no me lo invento.