Semana 28-29. Esto sigue avanzando irremediablemente, la barriga de L es descomunal. A mi me parece que no puede crecer más, pero lo hace. ¿Pero cuál es el límite de la piel y los músculos humanos? L sigue poniéndose crema todos los días para evitar las posibles estrías, aunque con ese nivel de estiramiento no se si lo conseguiremos.
Y no sólo es el tamaño, cambia de apariencia, se deforma. De repente pasa de ser una preciosa bola perfectamente redonda a algo indescriptible, bultos por todos los lados, el enano se coloca completamente en diagonal y ¡Voila! un auténtico balón de rugby. Se aprecia perfectamente donde se posiciona por el grado de dureza de la barriga, aunque no se si aprecia tanto como para decir, como hace L: "mira esto es un pie". Será un pie, un codo o una rodilla, ¿No?. El amor de madre vuelve a hacer que vea lo que quiere ver.
Lo que si es cierto es que L está comenzando a estar realmente incomoda y dolorida. La espalda le está matando, llega de trabajar destrozada y casi no puede ni desvestirse. Estoy pensando en instalar un sistema de poleas por la casa porque cuando se agacha, ponerse de pie le resulta un esfuerzo titánico. El que más lo sufre es Paco (nuestro bulldog). Como se encuentre en el radio de acción de L cuando trata de levantarse, deja de ser perro para convertise en improvisado punto de apoyo. Menos mal que está fuerte.
Y de las piernas y los pies ya ni hablamos. Empiezan a dormirsele (es lo que tiene trabajar ocho horas seguidas sentada) y los tobillos ya parecen... para que mentir, ya no tiene tobillos, le han desaparecido. Para que os hagáis una idea es como cuando tienes un esguince pero en los dos pies a la vez.
En cuanto a los simulacros nocturnos, ya han comenzado, pero no os asustéis, aún no es porque Íñigo ya quiera salir. Lo que pasa es muy sencillo. Si te comes un paquete de pipas, uno de "chuches", croquetas y empanadillas después de ver a tu chico jugar al futbol, y de cena una hamburguesa, lo más normal es que te despiertes a las dos de la madrugada con un empacho de libro. Al fin puedo hacer algo para aliviarla (con todo lo demás que le está pasando lo único que hago es darle algún masajito). Le preparo una manzanilla y un almax. Mano de santo. Primera crisis superada.
A pesar de todo lo que os estoy contando, lo bueno sigue siendo la recompensa. Ya nos queda menos para ver al culpable de nuestras preocupaciones (y me parece que las preocupaciones no disminuirán, al contrario, cada vez serán más a partir de que nazca). Y, además, con la tontería de pensar en cómo vamos a decorar la habitación, de ver todo lo que nos hace falta, conseguimos desconectar un poco y animarnos. Por cierto, "lo que nos hace falta" es una burrada, pero ¿Por qué a Ikea no se le ha ocurrido crear el Kit de nacimiento? Sería perfecto: habitación, menaje, carrito, bañera, cuna de viaje, ropa, pañales... Y todo por el módico precio de un millón de euros).
En fin, que nos quedan prácticamente dos meses para que todo esto acabe.
O no...
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